Préstamos de concesión rápida

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Los bancos vienen desarrollando en sus ofertas de financiación los préstamos de concesión rápida. Se tratan de pequeñas vías de liquidez, que apenas necesitan requisitos solicitarlos, y que se conceden de formas más ágil que los otros créditos. En no más de 2 o 3 días los clientes tendrán el dinero en su cuenta corriente.

Los importes que facilitan no son excesivos, oscilan entre 500 y 5.000 euros, con plazos para su devolución más resolutivos, que raramente exceden de los 2 o 3 años. A cambio, los tipos de interés que aplican a estos productos bancarios son más elevados, superando en la mayoría de las ocasiones la barrera del 10%.

A lo que se añade las posibles comisiones que conllevan estos préstamos, que pueden alcanzar el 2%, y encareciendo sensiblemente el pago final de sus demandantes. Y en cualquier caso, no incorporan ningún período de carencia, que pueda ayudar a los usuarios a afrontar este endeudamiento.

Son varias las propuestas que ofrece el mercado bancario, desde los préstamos tradicionales, hasta los que se conceden por medio de los cajeros automáticos. Incluso cada vez se están decantando por los formatos online, para que el proceso gane en comodidad y agilidad.

No obstante, no están normalmente vinculados a otros productos bancarios, por lo que los descuentos en los tipos de interés son inexistentes. Tampoco se confeccionan bajo otros sistemas que favorezca a sus demandantes. Tan solo – y solamente en algunas propuestas muy puntuales – están concebidos bajo la domiciliación de la nómina (o pensión) del cliente.

No se obtendrán grandes importes, pero al menos su proceso será más sencillo, y hasta en muchos casos no será necesario aportar unos ingresos fijos todos los meses, sino que valdrá con un saldo de la cuenta que responda por su concesión.

Se comercializan bajo diferentes denominaciones: instantáneos, rápidos, urgentes… Pero con un único objetivo, que no es otro que facilitar pequeñas aportaciones para afrontar algún gasto no previsto que pueda desajustar el presupuesto de los usuarios bancarios.