¿Hasta cuantos años tengo para devolver mi hipoteca?

plazos amortizacion de hipotecaLa bajada de los sueldos, la mayor dificultad para formalizar las cuotas mensuales o conseguir unas cuotas más reducidas está llevando a que muchos clientes traten de ampliar los plazos de sus hipotecas. ¿Pero hasta cuantos años puede formalizarse este producto? Antes de la crisis económica estaba siendo muy habitual que los bancos las comercializasen hasta los 50 años. Pero esta tendencia ha acabado definitivamente ante el temor de éstos a que muchos de sus demandantes no puedan pagarla en los plazos acordados.

 

Una nota del banco emisor español recomendaba a las entidades de crédito a que redujesen sus plazos de amortización para evitar el excesivo endeudamiento de las familias españolas. Y así ha sido, implantando una oferta hipotecaria en donde el plazo límite de este producto bancario se rebaja hasta los 40 años. Pero en donde la tónica general de su amortización está en torno a 30 o 35 años, incluso las destinadas al segmento social más juvenil.

 

Este cambio en la financiación para la vivienda, efectivo desde hace ya algunos años, y que afecta a las condiciones de los créditos hipotecarios conlleva unas serie de ventajas e inconvenientes que deben comprender aquellas personas que vayan a formalizarlas en los próximos años. Para empezar, deberán olvidarse de lo que se denominaban “hipotecas hereditarias” (en torno a 50 años, incluso más), porque pasaban directamente a las próximas generaciones, tal y como ocurre con cierta frecuencia en Japón.

 

Un menor plazo de amortización, en efecto, permitirá que su nivel de endeudamiento a largo plazo no se dispare, y por tanto, pueda salir antes de su deuda, a no ser que la reunifiquen con otros préstamos. Pero qué cualquier caso implicará cuotas mensuales más exigentes, teniendo que dedicar mayores esfuerzos monetarios para devolverla, aunque el período de amortización se reducirá. Y especialmente en los casos de los más jóvenes, que cuentan con mayores problemas para asumir su deuda, y que en buena parte son arrastrados a otras alternativas para encontrar una vivienda: pisos en alquiler, vivienda compartido, y hasta incluso quedarse en casas de sus padres.