Préstamos con máximos plazos de amortización

 

préstamos

 
Los demandantes de préstamos tienden en dilatar los plazos de su amortización. Si pueden los dirigen a períodos de hasta 8, 10, o incluso más años. En su afán de conllevar unas cuotas mensuales más asequibles para sus interese eligen los plazos más altos del mercado bancario. ¿Pero realmente están ante una estrategia acertada?

Todo dependerá de la situación económica de sus demandantes. Pero no cabe duda que una ampliación en los mismos les permite ajustarse a sus presupuestos. Es cierto que dispondrán de pagos más suaves, pero a cambio de elevar su nivel de endeudamiento al tener que realizar las devoluciones durante mayor tiempo.

Este hecho generará que su situación bancaria se extienda durante más tiempo del realmente deseable. Incluso tendrán complicado solicitar otra vía de financiación, mientras no cierre las operaciones del contratado. Puede ser un serio inconveniente ante la aparición de algún gasto no previsto, o problemas de liquidez en los usuarios.

Desde este punto de vista, y siempre que se pueda, lo más aconsejable sería amortizarlo rápidamente, y a pesar que el desembolso será mayor. Pero hay una explicación lógica a esta situación. No es otra que al estar más años (o meses) pagando el capital más los intereses, el desembolso final será más elevado.

Solamente se puede seleccionar estos plazos tan elevados, ante situaciones de urgencia, en donde no hay otra elección como consecuencia del poco respaldo económico que se avala a la concesión del préstamo. Incluso hay que detectar la comisión de cancelación anticipada, en caso que sus demandantes optan por finiquitar la operación bancaria.

No obstante, cada vez es más frecuente que los bancos desciendan estos plazos para asegurarse una devolución más rápida. Tal y como vienen haciendo con los créditos hipotecarios. Desde los 50 años en que se comercializaban hasta hace pocos años, a los 30 o 40 años en que están situados en estos momentos.

En los créditos personales o para el consumo, esta tendencia también se está desarrollando, aunque no de forma tan drástica como en las hipotecas.