Alternativas a la falta de crédito

otros créditosAquellos clientes a los que les sean denegados su crédito probablemente tengan un disgusto que tardará mucho tiempo en desaparecer. Una reacción lógica, pero por otra parte deberá ser sustituida por una alternativa para conseguir una punta de liquidez ante sus gastos más próximos. Desde luego que no será un proceso fácil, ni muchos menos, pero a través de la imaginación y de cierto grado de conocimiento de las vías de financiación alternativas podrán solucionar el problema der una forma efectiva y práctica.

 

Habrá que recurrir fundamentalmente a los familiares en búsqueda de una fuente de financiación a través de algunos de ellos (padres, abuelos, hermanos…). Con la ventaja de suscribirla con un interés mucho más bajo, o lo que es mejor para ellos, exentos de los mismos. Pero si por cualquier circunstancia no se puede recurrir a estas personas, no habrá que ponerse nerviosos tan pronto.

 

Quedan más opciones, entre ellas, demandar un anticipo (o varios) de su nómina a su banco habitual. La ventaja principal de esta estrategia es que no conllevará ningún tipo de interés, ni comisiones u otros gastos de administración. Aunque, por el contrario, exigirá, tener domiciliada la nómina en la entidad, probablemente a través de una cuenta.

 

Y si tampoco se está en situación de solicitar los anteriores adelantos monetarios, habrá una última alternativa, aunque menos convencional. Consiste en suscribir un crédito entre particulares, una nueva fórmula que permite recibir pequeñas cantidades, entre 100 y 3.000 euros aproximadamente, con intereses más bajos (en torno al 6% o 7%), y en un mercado muy dinámico que se ha activado notablemente en los últimos años ante la falta de financiación por parte de los bancos. Y que como consecuencia de esta operación monetaria se benefician ambas partes. Por una parte, el demandante porque encuentra al fin una vía de financiación, y encima más asequible para sus intereses. Y por otra, los prestamistas obtienen un mayor beneficio a sus ahorros, que en cualquier caso superan los márgenes de rentabilidad de los principales productos de ahorro, que raramente superan el 2%.